Medio Ambiente
Campesinos recurren a regar con aguas negras ante falta de agua
En medio de la agobiante sequía que azota a Guanajuato, los campesinos sufren para poder sacar sus cosechas sin una gota de agua.
La escasez de lluvias, combinada con la falta de apoyo por parte de las autoridades, ha dejado a estos agricultores sin muchas opciones para regar sus cultivos. Con sus cosechas en peligro, muchos se han visto obligados a recurrir a medidas extremas, como el uso de aguas negras, para intentar salvar sus cultivos.
Esta situación ilustra el duro impacto que la sequía está teniendo en la vida de los campesinos en Guanajuato. A pesar de los riesgos para la salud y el medio ambiente que implica el uso de aguas residuales, muchos agricultores sienten que no tienen otra opción si quieren tener alguna esperanza de obtener una cosecha mínima.
La falta de acceso a agua limpia y la ausencia de apoyos de las autoridades para enfrentar la sequía están dejando a los campesinos en una situación desesperada.
Riegan con aguas negras en Acámbaro
Ante la sequía que se vive a nivel estatal debido a la falta de lluvias en el 2023, bordos y presas del municipio se han secado, como es el caso de la presa de Santa Clara, la cual se encuentra ubicada en la localidad del Moral. Del vaso de agua se beneficiaban 6 comunidades de Acámbaro.
Ante la sequía de la presa de Santa Clara, los productores han buscado otras alternativas para regar sus tierras y comenzar a sembrar, como es el caso de tierras de sembradío que se ubican en el camino a la colonia Dorados de Villa, pertenecientes al Ejido Acámbaro. Desde el pasado sábado, estas tierras han sido regadas con aguas residuales o negras del canal Sanguijuelas.
Son 7 hectáreas de tierra que recibían agua de la Presa de Santa Clara. Al secarse, ya no tendrán el vital líquido para iniciar el ciclo de riego. Al estar ubicadas al margen del canal y no contar con agua, se ve la necesidad de establecer un estanque y bombear el agua para poder regar. Esta es una de las parcelas que se beneficia con el riego de aguas residuales, indicó Miguel Ruiz Guzmán, comisariado ejidal del ejido Acámbaro.
«Si se regara con frecuencia o por muchos periodos de ciclo agrícola, a lo mejor de unos 6 o 7 años sí tendría impacto por parte de la planta. Pero como es el primer año que se riega con agua residual, no tendrá impacto. Otra situación sería si se regara para establecer hortalizas, sería un problema fuerte y delicado; la planta estaría absorbiendo sustancias tóxicas o elementos pesados como plomo o mercurio. Pero al final de cuentas, como es una gramínea que se establecerá maíz y sorgo, no tiene ningún impacto en la salud».
Las gramíneas, como el maíz y el sorgo, no absorben esos elementos pesados, los cuales se quedan en el mismo suelo. Pero si se satura el suelo, a lo mejor sí. Las aguas residuales tienen muchas bondades, ya que llevan muchas sustancias que segrega el organismo, como la orina, la orea que es asimilable para las plantas, como lo es la materia orgánica, algunos desintegradores biológicos que hacen que la flora y la fauna se incrementen en el suelo al crecimiento y desarrollo de las plantas. Se debe sacar la parte positiva de las aguas residuales. Si el procedimiento es muy constante, el suelo estaría en una condición de ser inerte, que no sería tierra de cultivo, sino de uso habitacional.
Ante las condiciones que tenemos de la sequía del 2023, se buscó esa alternativa para regar, siendo un riego de fondo o riego para nacencia, esperando que las lluvias lleguen en unos 40 días, que es cuando el ciclo vegetativo del maíz y el sorgo alcanza a soportar el estrés que tenga por la sequía. Si en unos 40 días no llegaran las lluvias, se vería en la necesidad de volver a hacer el riego. También existe un pozo cercano del cual se podría obtener agua para poder regar. Siendo esta la única parcela y el único año que se toma esa acción.
De la presa de Santa Clara se regaban 6 mil 800 hectáreas de 6 comunidades como son: Ejido Acámbaro, Jaripeo, La Soledad, Pantaleón, Las Pilas y Cutaro.
Siembran sandías en Silao
Hace algunas semanas comenzó en el municipio de Silao la cosecha de sandías, para cuyo cultivo es indispensable la polinización que realizan las abejas.
Mientras observa el resultado de su trabajo y el de las personas que le ayudan a la producción de esta fruta, Alejandro Martínez vigila que las piezas sean debidamente seleccionadas acorde a su calidad.
Una abeja se posa sobre una sandía y aprovecha la oportunidad para hablar de la importancia que estos insectos tienen la reproducción de muchas plantas, por lo que su presencia de manera natural en los cultivos ha disminuido de manera drástica, es necesario llevarlas hasta el lugar.
«Estamos mintiendo cajones de abejas para la polinización, esto es para que nosotros tengamos mayor fruto de tamaño y mayor carga en la mata, y no haya deformidades, porque en la polinización de eso se encargan las abejas, de llevarse el polen…es una inversión extra que nosotros hacemos, pero nos da muy buenos resultados».
Sus productos van principalmente a las centrales de abastos de las ciudades de Irapuato y de León. La parcela se encuentra en la carretera Silao-Trejo en el ejido de Lucero de La Pila.
Desde temprana hora, Federico Gasca se encarga de la selección de la fruta con calidad para ser puesta en venta, labor a la que se ha dedicado desde hace casi 30 décadas.
«De experiencia tengo como 25 o 30 años…un rato, pero (hacer el corte) sí está cansado, hay que agilizar la vista y hay que ir echando. Gana uno un dinerito en un rato, me gusta hacerlo porque a eso me he dedicado».
Aprovechan cada oportunidad para realizar mejoras a los cultivos, sin embargo, existen circunstancias que deben ser controladas, según lo señala César Adrián Miranda.
Los intensos rayos del sol han provocado que el fruto se queme, por lo que debe ser protegido con abundante follaje. Aun así, pueden ser introducidas en el mercado como producto de segunda calidad.
En comparación con otros años la reducción ha sido regular, pues el estrés hídrico que afecta al estado de Guanajuato ha afectado de manera importante, toda vez que el agua debe ser extraída a mayor profundidad, lo que provoca que los tiempos de riego se prolonguen, además de que el agua se evapora con mayor rapidez.